Economía, Español

¿Es China comunista o capitalista?

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Algunas matizaciones iniciales…

Esta es una pregunta que muchos se hacen y que muy pocos se atreven a responderla con claridad. También esta cuestión hace que China despierte interés en los círculos académicos. Existe un gran número de artículos afirmando tanto que China es un país socialista o comunista como que es un país capitalista, cuando ambos sistemas parecen incompatibles. ¿Qué es en realidad?

Bueno. Esta pregunta parece sencilla, pero la respuesta es mucho más compleja. En primer lugar, los países (así como su economía y sociedad) evolucionan con el tiempo. Y ciertamente China ha cambiado mucho (y varias veces) en el último siglo, como veremos. Incluso la definición de socialismo usada por el gobierno chino ha evolucionado. En segundo lugar, no se puede valorar el sistema económico y/o político en general, sino que deben analizarse los aspectos concretos de su sistema.

En cuanto a su sistema cultural, debemos matizar que la cultura China presenta por lo general un elevado nivel de tolerancia y respeto a las tradiciones culturales, influenciado por las ideas del confucianismo y del taoísmo. Esto es un contrapeso evidente contra el poder burocrático del Estado y contra las transformaciones de la sociedad ejercidas desde el poder político.

Una vez hechas estas matizaciones, vamos a analizar los aspectos culturales, políticos y económicos concretos de China para poder llegar a una conclusión al respecto.

Un poco de historia…

Tras la guerra civil de China, en 1949 los comunistas se alzaron con el poder proclamando la República Popular China y creando un comunismo feroz en la China continental. En este momento, no existía la propiedad privada y la mayoría de la economía estaba planificada por el Estado, aunque dicha planificación era a un nivel más descentralizado que en el caso de la URSS. China era básicamente un país agrícola donde los campesinos debían entregar toda la producción al gobierno y éste repartía entre todos. Además, con el Gran Salto Adelante, Mao intentó convertir a China en un país industrial, aunque lo que provocó fue una enorme destrucción de herramientas y maquinaria: obligó a todos los campesinos a construir altos hornos en sus casas y a empezar a producir, que no les quedaba más remedio que fundir todos sus materiales para poder producir otros de menor calidad, con tal de cumplir con las órdenes gubernamentales. En esta época se puede decir que efectivamente China era un país comunista o socialista.

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Después de la muerte de Mao Zedong, Deng Xiaoping -que había sufrido en sus propias carnes la dura represión del gobierno de Mao- se convirtió en el máximo líder de la República Popular de China desde 1978. Deng Xiaoping se caracterizó por ser muy pragmático: “Da igual que el gato sea negro o blanco: lo importante es que cace ratones“. Su política consistió en mantener las instituciones del Partido Comunista, para no generar una crisis de legitimidad política, manteniendo la retórica comunista, al tiempo que emprendía reformas de apertura y liberalización económica.

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En realidad, muchas de las reformas emprendidas por Deng Xiaoping estaban inspiradas en la experimentación campesina bajo el régimen de Mao. Durante la época de Mao, muchos campesinos acordaron en secreto repartirse parte de la producción y no entregarla al gobierno. Deng Xiaoping legalizó este tipo de contratos, permitiendo en la práctica la producción agrícola para uno mismo. Además, los cambios impulsados por Deng Xiaoping fueron graduales (y no cambios repentinos), precedidos de experimentos a lo largo de todo el país. Por ejemplo, se liberalizaron ciertas zonas del país (llamadas Zonas Económicas Especiales), y una vez demostrada su eficacia, se trasladaron a otras zonas del país.

En la práctica, desde finales de los 70, con la entrada de Deng Xiaoping en el poder, China experimentó una de las épocas más reformistas y liberalizadoras de su historia, también fue una de las épocas con mayor crecimiento económico. Así, China protagonizó la industrialización más rápida de la historia. ¿Qué medidas implantó? Permitió la autoproducción campesina, permitió la inversión extranjera, creó zonas económicas especiales con regulación más laxa, elimino casi todos los ministerios industriales creados durante la época de Mao, eliminó casi todos los precios fijados por el gobierno y permitió los precios fijados por el mercado, privatizó numerosas empresas, entre otras. En consecuencia, los ingresos fiscales del gobierno cayeron dramáticamente desde finales de los 70.

También creó el término “Un país, dos sistemas” en el que permitía la existencia de varios sistemas económicos en China (con el objetivo de Macao, Hong Kong y Taiwán un sistema capitalista y China continental con un sistema más socialista). Se puede decir que desde finales de los 70, China experimentó una transformación económica sin precedentes, dejando atrás el comunismo y abrazando una economía de mercado, aunque todavía permanecían instituciones y características propias del socialismo. Por lo que las reformas económicas debían continuar en la senda marcada por Deng Xiaoping para abandonar por completo el socialismo.

Deng Xiaoping representaba las características más propias del pensamiento Chino: un pensamiento práctico y con poca carga ideológica, abierto a aceptar todo tipo de contradicciones. Mientras que en occidente la razón y las ideas suelen tener una preponderancia, así como la dialéctica y el enfrentamiento entre diferentes ideas, en oriente (y más concretamente en la china clásica) la razón y la idea queda muy por debajo de la realidad y la praxis. Además, el pensamiento chino suele caracterizarse por su sincretismo: no suele haber tal contraposición ideológica entre unas ideas y otras, sino que es de espíritu conciliador buscando la combinación de diferentes ideas.

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Así, fue posible que Deng Xiaoping iniciase la transformación económica, sin alterar de forma ostensible las instituciones del establisment. Deng Xiaoping no creía que la economía de mercado fuese sinónimo de capitalismo o que planificación fuese sinónimo de socialismo: “La planificación y las fuerzas del mercado no son la diferencia esencial entre socialismo y capitalismo. Una economía planificada no es la definición de socialismo, porque hay planes bajo el capitalismo; la economía de mercado se da también bajo el socialismo. El mercado y la planificación son dos fuerzas que controlan la actividad económica“.

Deng Xiaoping desarrolló el concepto de “Socialismo con características chinas”, que fue una forma de poder mantener la retórica comunista al tiempo que la economía se hacía cada vez menos intervencionista y con más libertad de acción para los ciudadanos. Este concepto defendía que China debía encaminarse hacia el socialismo, pero que China todavía estaba en una etapa muy inicial para poder lograrlo, y era en esta etapa inicial donde la economía de mercado debía imperar.

Aunque el proceso reformador fue muy loable y con unos resultados difíciles de mejorar, lo cierto es que dicho proceso reformador se ralentizó en el tiempo, hasta el punto de que puede hablarse de una reversión de las reformas económicas liberales en China. Algunos autores citan el punto de inflexión en las protestas de la plaza de Tiananmén en 1989. Analicemos en detalle dicho acontecimiento.

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Las reformas económicas hasta ese momento eran muy ambiciosas, y aunque se habían realizado de forma gradual, las reformas económicas suelen tener costes asociados a corto plazo a cambio de beneficios importantes a largo plazo. La liberalización de los precios estaba provocando una inflación muy importante en China, que originaba descontento social. Además, de dos hechos muy relevantes: primero, la liberalización de la economía hizo que el gobierno contase con menos recursos y menos control sobre la población; segundo, la liberalización de la economía incitó a muchos jóvenes a pedir una transformación semejante en el terreno político.

El gobierno de China vio amenazada su propia legitimidad y existencia, a consecuencia de las propias reformas que había llevado a cabo. Y por tanto, comenzó una reversión del proceso liberalizador de China y se produjo un crecimiento del poder del Estado muy elevado, convirtiendo a China más que en un país de libre mercado en un capitalismo de Estado.

Análisis…

¿Qué es socialismo o comunismo? Es difícil de precisar con exactitud dicha definición, pero podemos citar una serie de características propias. Se suele identificar con la propiedad pública de los medios de producción, con un Estado con elevada autoridad y capacidad, con una reconocida intención de cambiar la sociedad y una intención de redistribuir la riqueza. Además, está asociado con la planificación central (dirigida desde el gobierno).

China oficialmente es comunista, con un gobierno que tiene mucha más influencia sobre la economía que otras economías desarrolladas o de ingreso medio. Por otro lado, el gobierno chino nunca ha aceptado abiertamente la privatización. De hecho, la Constitución de China afirma que mientras existen múltiples sistemas de propiedad, la propiedad estatal debe ser la fuerza líder.

Toda la tierra en China es propiedad del Estado mientras que las viviendas son arrendadas a las familias mediante alquileres con duraciones de hasta 70 años. Dicha renta debe pagarse a los gobiernos locales, representando un total de ingresos del 7.1% del PIB. Además de los alquileres de la tierra, el gobierno de China no basa sus ingresos fiscales en impuestos sobre la renta o sobre la propiedad, sino en el IVA (4.6% del PIB) e impuestos empresariales (4% del PIB) e impuestos sobre transacciones. Además, los beneficios de las empresas estatales también van a las arcas del Estado (6.1% del PIB) y los beneficios de un sistema financiero totalmente regulado por el Estado. Esto significa que el gobierno de China tiene un control del 38% del PIB, aspecto muy diferente del que China tenía hace 20 años. Así, las fuentes de ingreso del gobierno han crecido dramáticamente, triplicándose desde 1996 hasta 2013.

Gráfico 1: Evolución de los ingresos públicos como porcentaje del PIB

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Gráfico 2: Control/Ocupación del gobierno de China en diferentes aspectos

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En otras palabras, la liberalización inicial auspiciada por Deng Xiaoping ayudó a crear un mercado privado, al tiempo que el gobierno se aseguró el control de la tierra y de todas las instituciones financieras. Esto ha permitido al gobierno chino monetizar ese control, generando suficientes ingresos, expandiéndose y virando hacia un modelo conocido como capitalismo de Estado.

En torno a la década de los 90 China prácticamente no tuvo planes o políticas industriales, ya que Zhu Rongji -primer ministro de China entre 1998 y 2005- no era partidario de ellos debido a la alta ineficiencia de los mismos. Sin embargo, en torno a la primera década del siglo XXI, los planes y las políticas industriales volvieron de nuevo con fuerza.

Además, el sistema financiero de China oficial se ha caracterizado por ser una extensión del gobierno de China. Actualmente en torno al 80% de los activos bancarios pertenecen al gobierno y los tipos de interés de los préstamos y los depósitos están regulados directamente por el gobierno de China. ¿Por qué es esto así? De esta forma, el gobierno dirige el crédito de la economía (los ahorros de los ciudadanos) en forma de préstamos a las empresas estatales, que son altamente deficitarias, consiguiendo financiación. Esto ha permitido que China tenga una red de empresas estatales enorme. De hecho, si las empresas estatales de China fuesen un país a parte, sería el cuarto país más grande del mundo (ver), detrás de EEUU, la propia China y Japón.

Gráfico 3: Ingreso fiscal de las empresas estatales contra el PIB de las mayores economías

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Por estas razones, los activos totales del gobierno de China (tierra, empresas no financieras y empresas financieras) totalizan un 300% del PIB, mientras que en EEUU esa cifra llega al 34%.

Gráfico 4: Activos totales del gobierno (%PIB), China y EEUU

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Sin embargo, donde la economía de mercado es más dinámica en China es en la industria y la agricultura. La proporción estatal en la industria ha descendido rápidamente a consecuencia de la entrada de empresas extranjeras y privadas, hecho auspiciado por la reforma económica. La propiedad privada en la industria se ha mantenido alta y tanto la industria como la agricultura se han mantenido predominantemente manejadas por el mercado. La mejora de la agricultura en China ha sido la responsable de que más de 114 millones de personas hayan salido de la pobreza en China.

Aunque todavía sigue vigente el sistema hukou que divide a todas las familias chinas en dos categorías: los que tienen un permiso residencial urbano y los que no. Esto ha creado una enorme desigualdad en la economía china.

Por otra parte, China no tiene desarrollado un sistema del bienestar, por su enorme dificultad a la hora de desarrollarlo. Esto hace que muchos de los desincentivos que un Estado del bienestar tienen sobre la economía, no se produzcan en China, a saber: inflación, desempleo, reducción del ahorro, etc.

 

Conclusión…

La política y economía de China ha estado en constante evolución. Evidentemente China ha experimentado una transformación económica muy importante, adoptando muchas instituciones propias de una economía de mercado, pero manteniendo todavía muchas propias de un sistema comunista, al tiempo que continúa con la retórica comunista. China todavía tiene muchas reformas que hacer para poder ser considerada como una economía de mercado: liberalizar su sector financiero, privatizar sus empresas estatales, favorecer los derechos de propiedad privada y eliminar el control de capitales.

A pesar de ello, se puede considerar que los ciudadanos de China cuentan con los suficientes instrumentos como para ejercer su libertad económica sin demasiadas restricciones. La reforma económica permitió la entrada de empresas extranjeras a China. Esto, unido con la existencia de Hong Kong -uno de los lugares con mayor libertad económica del mundo- hace que existan enormes válvulas de escape en China que alivien  enormemente la presión del Estado chino sobre la economía. No en vano, la gran mayoría de las empresas de China están radicadas en Hong Kong y operan como empresas extranjeras en China.

Además, la tecnología ha hecho posible que muchas de las regulaciones emprendidas por China sean altamente eficientes. El control de capitales es usualmente burlado por el uso del Bitcoin. Se estima que la gran mayoría de la actividad del Bitcoin proviene de los mercados on-line radicados en China. Además, el precio del Bitcoin está asociado con el nivel de restricción de capitales en China: a mayor restricción, mayor precio.

En definitiva, la China continental continúa teniendo características de una economía comunista, pero permite el uso de válvulas de escape y libertad de acción en algunos ámbitos que hacen que en la práctica sea posible una economía de mercado muy dinámica.


 

Fuentes utilizadas:

  • Just How Capitalist is China, Yasheng Huang
  • Naughton, Barry. 2017. “Is China Socialist?” Journal of Economic Perspectives, 31(1): 3-24.
Economía, Español

¿Qué relación hay entre Confucio y el sistema financiero en China?

I

Sociedad y economía

Es generalmente aceptada la idea que la economía y la sociedad son dos caras de la misma moneda. Algunos autores, como Ludwig von Mises incluso habla de praxeología o estudio de la acción humana, incluyendo a todas las ciencias sociales en la misma. Karl Marx hablaba de que la infraestructura (base material) y de la superestructura (base intelectual). Max Weber hablaba de que la base material de la sociedad y la base intelectual de la misma se retroalimentan: la economía condiciona a las ideas y las ideas condicionan a la economía.

La relación entre la sociedad y la economía es una generalización que puede aplicarse en multitud de casos prácticos. En este caso, nos trasladaremos hasta la cultura china para observar la relación directa entre las ideas y su sistema financiero. Concretamente, hablamos de las ideas de Confucio, porque son las que más han influido en la formación de la cultura China, como hemos visto en otros artículos de Chinacerca: en torno al siglo II a.C. las ideas de Confucio debían de ser estudiadas para acceder a la Corte Imperial, hecho que perduró a lo largo de muchos años, con enormes repercusiones hasta nuestros días.

El análisis pormenorizado de las ideas de Confucio queda fuera del alcance de este artículo, aunque pueden visitar los siguientes artículos de Chinacerca:

II

Confucianismo

En esencia, uno de los aspectos más interesantes de Confucio era su apoyo por los valores morales, por la transmisión de esos valores de unas generaciones a otras, así como el desarrollo de instituciones sociales mediante la evolución. En este sentido, parece que las ideas confucianas colocan a la familia por encima del gobierno burocrático tal y como se entiende actualmente en occidente.

Además de la evolución espontánea y consuetudinaria de la sociedad, las ideas de Confucio favorecen la confianza entre los diferentes individuos de un grupo, incentivando más el grupo y la cooperación que el aislamiento.

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Por este motivo, en China, a diferencia de otros países, es muy difícil implementar reformas drásticas a corto plazo. China, bajo la influencia de las ideas de Confucio, la población tiende a pensar que los cambios fundamentales en la sociedad deben ser graduales y no pueden ser plenamente aplicados hasta que no hayan sido probado correctos. Un ejemplo muy reciente de ello ha sido la transformación económica de China experimentada a finales de los 70 e impulsada por Deng Xiaoping, y que estuvo basada en una revolución marginal, transformando la economía paso a paso y mediante diferentes experimentos aislados (como fue el de Shenzhen). Nótese que esta mentalidad es un repelente de dictadores y de personas que quieran transformar la sociedad bruscamente sin atender a las costumbres.

En este sentido, el dictador comunista Mao Zedong, debe ser visto como todo lo contrario a la sociedad de China, como una aberración de la misma. Es más, Mao Zedong impulsó la Revolución Cultural que pretendía eliminar y destruir por completo toda la cultura tradicional de China, y no dejar rastro del confucianismo. Aunque logró una gran destrucción cultural (hoy día se puede observar cómo Taiwán y Hong Kong que no estuvieron bajo la influencia de Mao conservan muchas más tradiciones originales que la República Popular de China), no consiguió eliminar el confucianismo del inconsciente colectivo de China.

El conjunto de creencias confuciano, que define claramente a la familia y los órdenes sociales, es muy diferente de las creencias occidentales sobre cómo los códigos legales deben ser formulados y cómo los individuos y las empresas negocian (e.g., Pye, 1982; Chow, 2002). Para empezar, el confucianismo posiciona a las normas sociales en un estado de superioridad frente a las normas legales. No es coincidencia que las normas legales tengan menor fuerza en China que en un país occidental.

Usando la encuesta World Values, llevada a cabo en a principios de la década de los 90, se observa que China tiene uno de los niveles más elevados de confianza social entre un grupo de 40 países desarrollados y no desarrollados. Por tanto, podemos afirma que la elevada confianza social en China está influenciada por las creencias confucianas.

III

El sistema financiero de China

Es un concenso entre los estudiosos de la economía China que su sistema financiero presenta una estructura muy perniciosa para los derechos de propiedad y presenta unos niveles de ineficiencia en la asignación de capital muy elevados. Sin embargo, el economista Franklin Allen concluye que a pesar de la aparente contradicción entre la ineficiencia de las instituciones burocráticas en China, existen unos mecanismos espontáneos dentro de los límites legales y financieros que apoyan el crecimiento económico y financiero de la economía. Esos mecanismos están basados en las relaciones sociales y en la reputación, basados en creencias culturales y en la evolución histórica de las instituciones y organizaciones en China.

En otras palabras, si China no contase con instituciones evolutivas tan importantes basadas en el confucianismo, si China dependiese tan sólo de sus instituciones burocráticas, muy probablemente el elevado crecimiento económico del país no hubiese sido posible. Parece lógico que a mayor nivel de auto-organización social, menor necesidad de dirigismo o burocratización de la sociedad.

El sistema financiero formal y oficial de China está diseñado para favorecer a los monopolios del gobierno, y las empresas privadas quedan en la práctica excluidos de la financiación forma. Sin embargo, en China existen numerosos canales informales de financiación y que pertenecen a un sistema único de instituciones que ha estado evolucionando desde una mezcla de factores incluyendo relación y reputación, cultura e historia, así como un conjunto seleccionado de ideas y prácticas de los países desarrollados.

Por ejemplo, muchas de las empresas que tuvieron éxito no utilizaron ninguna fuente de financiación oficial. Las empresas “start-ups” a menudo dependen de amigos y familia y otras fuentes privadas de financiación. Por otra parte, las empresas más maduras tienen a menudo listas cruzadas de cuentas de crédito y débito con otras empresas del sector.

Teniendo esto en cuenta, debemos saber que China debe desarrollar su propio sistema financiero basado en su propia idiosincrasia y el imitar el diseño de los sistemas financieros occidentales puede ocasionar numerosos errores.

Observemos en los gráficos de abajo, que representan el porcentaje de fondos captados de diferentes fuentes para financiar una empresa. Por ejemplo, las empresas en China obtienen el 6% del capital de la familia y los amigos, por encima de países en desarrollo comparables como India (3.5%), Rusia (<2%) y Brasil (>1%). En términos de capital propio, China vuelve a liderar, captando el 12% de la financiación de la empresa mediante su propio capital (dinero que ponen los fundadores). Asimismo, en la categoría “otros”, donde se incluyen préstamos de fuentes informales, representa más de un 40% del total de los fondos, muy por encima de sus países comparables.

Gráfico 1: Fuentes de financiación empresarial por países

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Podemos concluir lo siguiente:

  1. Las instituciones burocráticas y legales no es lo único que sostiene una economía o una sociedad. También las costumbres sociales permiten que desarrollen los mecanismos de la economía.
  2. La sociedad y la economía están interconectados entre sí.
  3. El confucianismo forma parte del ADN cultural de China y sin duda ha jugado un papel fundamental en el crecimiento económico de China.
  4. Las costumbres empresariales de China reflejan este hecho.

Fuentes usadas para el artículo:

  • Franklin Allen, Jun Qian and Meijun Qian. Comparing China’s Financial System China Journal of Finance, 2003.
  • Franklin Allen, Jun Qian and Meijun Qian Law, Finance and Economic Growth in ChinaJournal of Financial Economics, 2004.
  • Meghana Ayyagari, Asli Demirgüç-Kunt and Vojislav Maksimovic Formal versus Informal Finance: Evidence from China The World Bank, Development Research Group, 2008.

 

 

Español, Filosofia

¿Cómo se le puso freno al poder político en Europa y China?

Autor: Javier Caramés Sánchez 

En esta entrada analizaré dos formas diferentes de ponerle freno al poder político. Una se basa en el sometimiento a una autoridad impersonal o supra humana, la otra se basa en el respecto al orden natural de las cosas. La primera se desarrolló en Europa mientras que la segunda es propia de la civilización china.

Antes entrar en el análisis, mostraremos lo que entendemos como poder político, término que definiremos como un grupo de personas organizado y dirigidos por un líder que ejerce de forma legítima la coacción. Tal y como dijeron Zhuangzi y los defensores de las teorías predatorias del estado, el origen del poder político está en bandas de bandidos que pusieron a trabajar para ellos a las personas que dominaron y consiguieron hacerles creer  que esto lo hacían por su propio interés. No vamos a entrar a debatir si es necesaria o no la coacción del estado. Sobre este tema recomendamos  este debate entre Juan Ramón Rallo y Miguel Anxo Bastos Boubeta.

En Europa, desde muy antiguo, el poder político siempre a estado sometido a un ente suprahumano superior. Tradicionalmente dicho poder estuvo encarnado en Dios. Él representaba la verdad absoluta y ningún gobernante podía, al menos teoría, quebrantar su ley. Asimismo, ni gobernante ni su corte estaban autorizados para interpretar la voluntad de Dios. Esto correspondía a la Iglesia.

Este modelo de continencia de poder político sufrió desde la Revolución Francesa hasta el siglo XX una transformación en lo aparente. Es decir, esa autoridad supra humana que antiguamente era Dios se convirtió en la gente. La voluntad del altísimo fue sustituida por la de un colectivo.  Este colectivo fue entendido de diversas maneras. Por ejemplo, para las ideologías nacionalistas el colectivo es la gente que constituye una nación mientras que para las socialistas esto colectivo lo constituía la clase obrera. De la misma forma que el gobernante antiguamente debía estar sometido a la ley de Dios, en la actualidad los políticos deben acatar la voluntad de las masas encarnada en ideologías como el socialismo o el nacionalismo. La ciencia moderna también apela a un orden superior abstracto cuyas leyes debe obedecer el poder político. No es de extrañar que con frecuencia se tienda a justificar la acción política con la autoridad de la ciencia.

En el caso chino el freno son unas enseñanzas asociadas generalmente con Confucio y sus seguidores que instan al poder político (el emperador y su corte) a adaptarse al orden natural de las cosas, no actuar y no hacer sufrir al pueblo ni empobrecerlo con impuestos. El gobernante dentro de los ideales de Confucio debía ser un modelo de virtud para el resto. Su autoridad debía basarse en la ejemplaridad antes que en la coerción y los castigos. El mandatario debía instruir en el lǐ 禮 a su corte formada por ministros cuyo criterio de selección era su talento más que su nacimiento. De hecho, desde la dinastía Han, el acceso a la corte se hacía por oposición. Estos exámenes de acceso no median tanto conocimientos técnicos como el de conocimiento de unos ideales cuyo énfasis se ponía en el cultivo de la virtud. De acuerdo con estos ideales, el poder político debía poner por encima el bienestar del pueblo no siendo lícito que la corte tuviese muchos gastos ni, todavía menos, asfixiar al pueblo con altos impuestos. De hecho, hubo en momentos puntuales de la historia de China en los que los impuestos fueron simplemente abolidos. Un caso muy conocido fue el reinado del emperador Wen durante la dinastía Han durante el cual los impuestos fueron eliminados.

A menudo se ve a los gobernantes orientales como déspotas. Ciertamente lo eran pero su esfera de poder estaba muy limitada a la corte. A diferencia de lo que ocurrió en Europa, en la China anterior al siglo XX no se produjo un control fuerte en la moralidad y modos de vida de la gente. Aunque hubo conflicto puntuales entre la religión y el poder, no se impuso una religión única y verdadera y se respetaron considerablemente las costumbres de las minorías éticas. Tal y como señala Kent Deng, (Véase:45:50), las enseñanzas de Confucio permiten que la sociedad se autorregule sin necesidad de que sea dirigida por un gobernante. Kent Deng también señala que durante la dinastía Qing el poder político dejó que la sociedad se autorregulase (Véase:41:45)

Incluso, en la actualidad, a pesar de la occidentalización de las instituciones del poder político que se dio en el siglo XX, el poder político no muestra intentos de transformación de la sociedad semejantes a los que padecemos en Europa. La renuncia a la revolución comunista que dio el propio Partido Comunista siendo su líder Deng Xiaoping o políticas que permiten la coexistencia de distintos sistemas jurídicos con fundamentos ideológicos complemente opuestos muestran un claro desinterés por transformar a la sociedad en base a unos ideales. Hong Kong o zonas económicas especiales como la de Pudong en Shanghái ponen en clara evidencia todos los principios del comunismo. Obviamente, como en la mayor parte de países del planeta (incluida España), en China hay adoctrinamiento. Sin embargo, su cometido es reforzar la autoridad del poder político y no tanto instruir a la población en verdades absolutas abstractas válidas para toda circunstancia.

Obviamente, los dos modelos de continencia del poder político mostrados en esta entrada son un arma de doble filo: de la misma forma que sirven para pararle los pies al déspota también pueden ser la forma de fortalecer todavía más su poder. En el primer modelo, el poder político puede manipular las leyes del poder supra humano al que está sometido. Es decir, puede hacer que la religión dicte los dogmas que le interesa o manipular el conocimiento para legitimar su poder. En el segundo de los modelos, el poder político puede hacer leyes para que parezca virtuoso. No es extraño que en China y los países que siguen su modelo se critique poco a la autoridad de forma abierta.

Español, Filosofia

Entrevista en Bailando con Lobos

El pasado viernes 16 de diciembre, los fundadores de Chinacerca, Antonio Vegas y Javier Caramés, acudieron al programa Bailando con Lobos de Libertario para hablar del libertarismo en el pensamiento chino clásico.

En esta entrevista se trataron varios temas entre los que destaca el modelo de gobierno confuciano, la crítica al lenguaje del taoísmo o el ideal de la no-acción (無為). Asimismo, también se aportó una visión libertaria de la historia de la China Antigua y algunas diferencia entre Occidente y Oriente. También se ofreció una comparación entre la filosofía china clásica y la filosofía hayekiana. A lo largo del programa, se realizaron también reflexiones sobre la actualidad española analizadas desde el punto de vista del pensamiento chino clásico.

A continuación, pueden encontrar vídeos-resumen de los momentos más representativos de la entrevista:

Durante la entrevista, los fundadores de Chinacerca tuvieron oportunidad para tratar una gran variedad de temas relacionados con China. Para aquellos interesados en escuchar la entrevista completa, pueden hacerlo viendo el vídeo de abajo. Tengan en cuenta que la entrevista comienza a partir del minuto 12:00.

Por último, Chinacerca quiere agradecerle a Roi Vázquez-Guerra su colaboración con Chinacerca.

Economía

Introducción a la Economía China (VII): La dinastía Han (汉)

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Como vimos en la anterior entrega, el elevado nivel de represión practicada durante el régimen de Qin terminó provocando elevadas revueltas sociales por todos los intersticios de la sociedad. Tras un período de guerra civil de diez meses de duración y de lucha por el poder entre varios grupos rebeldes, finalmente Liu Bang (刘邦) -que hasta el momento sólo controlaba el principado de Han (Sichuan y Chongqing)- se alza con el poder gracias al apoyo popular y poderío militar, declarando la segunda dinastía imperial de china, la dinastía Han (汉朝). Se trata de uno de los únicos fundadores de dinastías imperiales con orígenes campesinos.

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Liu Bang (刘邦)

Una vez que Liu Bang (刘邦) se asentó en el poder, estableciendo su capital en la antigua Xian o Changan (长安), sus políticas se caracterizaron por dos aspectos principales: por un lado, continuación y ampliación de algunas políticas iniciadas por la dinastía Qin; por otro, rectificación de las políticas más dañinas emprendidas por la dinastía Qin.

En cuanto a las políticas rectificativas, Liu Bang (刘邦) consideró que el sistema de reparto de la tierra basado en premios y castigos implantado por el primer emperador había sido la razón principal que provocó la caída de la dinastía Qin (秦朝) y por tanto volvió al sistema anterior, un sistema de reparto de la tierra conocido como Sistema de la Buena Tierra (井田制度), que estuvo vigente entre los años 771-256 a.C. Dicho sistema favorecía a los nobles, ya que suponía la delegación de la tierra por parte del Estado a los nobles, aumentando la descentralización del Imperio. Por tanto, los nobles que tanto poder habían perdido durante el reinado de Qin, volvieron a recuperar parte de sus posesiones. La tierra ya podía ser comprada y vendida libremente.

En segundo lugar, Liu Bang redujo los impuestos, desarrolló la agricultura y restringió el gasto público. Sin embargo, restringió considerablemente el comercio mediante exacciones fiscales y restricciones legales a los comerciantes. El emperador cerró las cecas gubernamentales para reemplazarlas por monedas producidas por el sector privado, aunque se volvieron a prohibir y a permitir de manera intermitente durante toda la dinastía Han, coincidiendo con períodos de inflación elevada. Dichas monedas también servían para recaudar impuestos.

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Ejemplo de moneda de la dinastía Han

Asimismo, el emperador fomentó una sustitución gradual del legismo por la erudición confuciana, al tiempo que las leyes tan severas con inspiración legalista fueron reduciéndose, estableciendo una base sólida confuciana para el largo reinado de 400 años de reinado de la dinastía Han.

Sin embargo, también se puede considerar el reinado de Liu Bang (刘邦) como un cierto continuismo con algunas de las políticas aplicadas durante la dinastía antecesora. Liu Bang se dedicó a someter a los reinos rebeldes a su autoridad, anexando dichos reinos y estableciendo principados (nombrando a hijos y parientes como príncipes), a fin de consolidar su imperio.

En política exterior intentó pactar con los bárbaros del norte, más concretamente con los Xiongnu (匈奴), mediante alianzas matrimoniales entre las princesas de la realeza china y los líderes de los Xiongnu. Dicha política apaciguadora duró más de 70 años, extendiéndose durante los siguientes siete emperadores de la dinastía Han (ver tabla 1 adjunta), hasta que Liu Che (刘彻) decidió cambiar a una estrategia más agresiva, como veremos más adelante.

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Liu Bang (刘邦), por tanto, tuvo el privilegio de fundar una de las dinastías de mayor duración de la historia de China, que se extendió desde el 206 a.C. hasta el 220, en torno a 426 años aproximadamente. En realidad, este largo período dinástico se puede dividir en dos etapas: la Dinastía Han Occidental (西漢朝) entre el 206 a.C. hasta el año 9 con capital en Changan y la Dinastía Han Oriental (東漢朝) entre el 25 al 220 con capital en Luoyang. Ambos períodos estuvieron separados por un período de 14 años, en el que la corta dinastía Xin (新朝) usurpó el poder y lo perdió a causa de un gobierno incompetente.

Tabla 1: Emperadores de la dinastía Han

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El período inmediatamente posterior al de Liu Bang, se caracterizaron por medio siglo de políticas con un marcado cariz taoísta. Los cinco emperadores que van del emperador Liu Ying (刘盈) hasta Liu Qi (刘启) se conocen como el período de los Principios de Wen y Jing (文景之治). Dicho período es conocido por la benevolencia y frugalidad de los emperadores, una reducción considerable de impuestos y cargas a los habitantes, así como pacifismo y estabilidad general. Los Principios de Wen y Jing estuvieron marcadas por la influencia taoísta, que defendía la no injerencia del gobierno en la sociedad o el gobierno de la no acción (para ver un análisis de Chinacerca más detallado del taoísmo: aquí y aquí).

En parte, dicha influencia taoísta se explica porque la Emperatriz Dou (竇皇后) tenía una marcada ideología taoísta y era gran lectora de Lao Zi (老子), influenciando enormemente los reinados de su marido el Emperador Wen (文帝) y su hijo el Emperador Jing (景帝). Dicha época, los Principos de Wen y Jing (文景之治) que va desde 194 a.C hasta 141 a.C., es considerada como los años dorados de la historia de China, y prepararon el terreno para un largo y estable reinado del próximo emperador Wu (武帝). El objetivo de dichos gobernantes era aliviar a la población de leyes y guerras duras, para alejarse de la triste época de la dinastía Qin, reduciendo la recaudación de impuestos y adoptando una actitud de servidumbre con las tribus vecinas.  Los impuestos sobre la tierra fueron reducidos en el 168 a.C. de un 7% de la producción a un 3% y en el 167 a.C. fueron abolidos por completo, aunque en 156 a.C. fue reincorporado a un 3%.

Tras la muerte del emperador Jing, Liu Che toma las riendas del trono en el 140 a.C. y se convierte en el emperador Wu a la temprana edad de 16 años, siendo el emperador que más años reinó durante la dinastía Han (53 años) y fue uno de los más importantes de la dinastía Han. En primer lugar, el emperador Wu decidió que el taoísmo no se adaptaba a China y declaró oficialmente el Estado confuciano, combinándolo con mecanismos legistas. Esto supuso la creación de un mecanismo de selección para los servicios civiles, así como el requisito de que los candidatos debían conocer los clásicos confucianos, provocando una impronta confuciana a los habitantes del imperio durante mucho tiempo.

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Emperador Wu

Desde muy temprano, el emperador Wu tuvo claro que la conexión comercial con otras culturas y territorios fomentaría el progreso. Por ello, según aparece relatado en el Shiji de Sima Qian, encargó a Zhang Qian (张骞) a realizar una incursión por el oeste para inspeccionar posibles rutas comerciales, con el objetivo de crear alianzas con las tribus de Xiongnu para organizar un frente común. Sin embargo, Zhang Qian fue aprisionado durante más de 13 años, período que utilizó para aprender todas las conductas del enemigo. Cuando finalmente pudo escapar y volver a China, se creó una gran conmoción y se le concedió el alto rango de dignatario. Posteriormente, el emperador Wu emprendió una política militar más agresiva contra el pueblo de Xiongnu, a los que consiguió repeler del norte de China. Los Xiongnu eran una confederación de pueblos nómadas de Asia Central, ubicados en el territorio actual de Mongolia.

Una vez que el norte de China queda despejado, se establecen destacamentos en el corredor de Hexi (河西走廊), un corredor entre el norte del Tibet y el sur del desierto de Gobi, que contiene una cadena de oasis alimentados por ríos cercanos, extendiéndose unos mil kilómetros a lo largo del borde norte de la meseta tibetana, ubicado en la actual provincia de Gansu. El corredor de Hexi permitió la conexión ente China y otras culturas situadas al oeste de China, haciendo posible el intercambio de mercancías conocido como la Ruta de la Seda (丝绸之路). Por este motivo, dicho corredor ha estado relacionado con la buena gestión política, la mejora comercial y económica y el intercambio cultural.

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Principales Rutas de la Seda

De este modo, se ejerció una influencia a los territorios de Vietnam, Asia Central, Mongolia y Corea, así como un vínculo comercial con el Imperio Romano, cuyos ciudadanos compraban abundantemente seda de China a cambio de oro y plata. Se establecieron relaciones comerciales regulares con la India, Oriente Medio, África y Europa. El intercambio era considerado desigual en el Imperio Romano y el Senado romano emitió en vano varios decretos para prohibir el uso de la seda por razones económicas y morales debido al enorme flujo de salida de oro que provocaba. Una de las primeras muestras de proteccionismo.

Veo ropas de seda, si los materiales que no ocultan el cuerpo, ni siquiera la propia decencia, se puede llamar ropa … rebaños miserables de las camareras trabajan para que la mujer adúltera puede ser visible a través de su fino vestido, para que su marido no tiene más conocido que cualquier extraño o extranjero con el cuerpo de su esposa

( Seneca el joven (c. 3 BC–65, Declamationes,Vol. I)

Así, la economía prosperó y se hizo dinámica. Floreció la agricultura, la artesanía y el comercio. La población llegó a 57,6 millones de habitantes, creciendo desde los 18 millones de habitantes desde el final de la dinastía Qin. A diferencia de la dinastía Qin, cuya población decreció un -55%, la dinastía Han vio crecer su población un 220%. Esto suponía que mientras en la dinastía Qin la población se reducía un 1.58% cada año en la dinastía Han crecía un 0.27% año a año (ver tabla 2).

Tabla 2: Comparativa de la evolución poblacional

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Fuente: Elaboración propia a partir de datos de China Highlights

La economía de la dinastía Han se caracteriza por un crecimiento poblacional elevado, aumento de la población urbana, expansión del comercio y la industria. Asimismo, se acuñaron monedas y circularon de forma significativa, estableciendo un sistema monetario estable. Tanto la capital de Changan como la de Luoyang eran las que más población albergaban en todo el mundo (entre 250 mil y 500 mil habitantes). Cualquier comerciante o empresario podía realizar actividades empresariales o comerciales tanto en el ámbito doméstico, público o militar. Los campesinos dejaron de dedicarse a la autosuficiencia y empezaron a producir para el mercado. Los campesinos y comerciantes pagaban impuestos en monedas sobre la propiedad y sobre el sufragio, y pagaban con un porcentaje de su producción agrícola como impuestos sobre la tierra. Según Angus Maddison, el PIB per cápita era equivalente a 450 dólares, muy por encima del nivel de otros países, siendo mucho más rica que el Imperio Romano.

Sin embargo, el emperador Wu se fue haciendo cada vez más corrupto hacia el final de su reinado. Acusaba a la gente de haberlo hechizado por haber tenido un mal sueño y los mandaba a matar. Al igual que el primer emperador Qin Shi Huang Di (秦始皇帝), busco magos que intentasen prolongarle la vida. Ejecutó a personas que lo criticaron y empezó a exhibir lujos, y decretó monopolios imperiales tanto para la sal como el acero, para poder asegurarse una fuente importante de ingreso. Se produjeron por tanto una de las primeras nacionalizaciones de la historia, aunque posteriormente fueron privatizados. Además, para aumentar ingresos fiscales, el gobierno gravó duramente a los comerciantes la propiedad de barcos, carros, carruajes y tiendas, confiscó tierras, vendió oficinas y títulos, así como monopolización de la producción de moneda. De media, se incrementó el impuesto sobre la propiedad en 119 a.C. un 400% pasando de un 1,2% a un 6%.

En torno al 100 a.C., debido a impuestos duros, campañas militares y a una mayor intervención gubernamental que debilitó a la clase agrícola y comerciante, muchos campesinos iniciaron revueltas por todo el Imperio, provocando la muerte de su hijo por algunos de sus oficiales. Hacia el final de su vida, el emperador detuvo sus guerras y permitió a los campesinos realizar su actividad sin impuestos elevados. Además, pidió disculpas al pueblo por sus errores y emitió un edicto público conocido como el Edicto de Arrepentimiento de Luntai, afirmando lo siguiente:

Hice algunas cosas arrogantes y no razonables desde que ascendí al trono, trayendo mucho sufrimiento a mi pueblo que ya no puede remediarse. Pido perdón a toda la nación desde lo más profundo de mi corazón. De ahora en adelante, todos los asuntos oficiales que dañan a la gente e impongan cargas a la nación deben ser cancelados.

Posteriormente, el poder fue usurpado por la dinastía Xin, que fue ocupado por apenas 14 años, hasta que Liu Xiu volvió a recuperarlo con ayuda de mercadores y terratenientes, iniciando la época de la Dinastía Han Oriental, con capital en Luoyang por otros 200 años más. Durante esta época, el consejero imperial Cai Lun (蔡伦) inventó el papel de arroz, con propiedades mucho mejores que las del papiro y las del pergamino, reduciendo de forma drástica el coste de la educación. Cai Lun fue recompensado con un título aristocrático.

Durante los tres primeros emperadores de la dinastía Han del Este, no hubo apenas ninguna revuelta importante, tampoco conflictos bélicos destacados y existía una prosperidad importante, dado el buen funcionamiento comercial a través de la Ruta de la Seda. No fue hasta más adelante, en torno a las demoledoras inundaciones del Río Amarillo sobre el año 170 cuando las insurrecciones comienzan a crecer. El incremento de poder por parte de los nobles y la presión elevada sobre los campesinos llevó a una de las revueltas más conocidas de China, la rebelión de los turbantes amarillos (黄巾之乱), conocida así por el nombre de los pañuelos amarillos que los rebeldes llevaban en la cabeza. Dichos rebeldes eran asociados con sociedades taoístas secretas.

El declive de poder imperial avanzaba, en favor de estamentos militares que terminaron gobernando el Imperio de facto. No en vano el último emperador de la dinastía Han, Xian Di (献帝), fue un emperador títere colocado por el comandante del ejército, sin ejercer ningún control real. En el 220 fue forzado a abdicar en favor de Cao Pi (曹丕), provocando una división tripartita de China en los estados de Wei (魏), Shu (蜀), and Wu (吳), iniciando un período de 60 años conocido como el período de Los Tres Reinos, para el que Chinacerca dedicará la próxima entrega.


Fuentes utilizadas:


Colección de entregas Introducción a la Economía China:

  1. Introducción a la Economía China (I)
  2. Introducción a la Economía China (II): Primeros vestigios de China
  3. Introducción a la Economia China (III): Los inicios de la época dinástica
  4. Introducción a la Economía China (IV): La época pre-imperial.
  5. Introducción a la Economía China (V): La creación de un Imperio
  6. Introducción a la Economía China (VI): La dinastía Qin (秦)
Chino (中文), Filosofia

Explicando a Confucio (I)

 

En este vídeo explicamos los siguientes tres dichos atribuidos a Confucio

子曰:「君子周而不比,小人比而不周。」
El maestro dijo: « El hombre noble es cercano y no se junta por interés. El hombre vil se une por interés y no es cercano.»

子曰:「君子和而不同,小人同而不和。」
El maestro dijo: «el hombre noble con vive con otros siendo diferente. El hombre vil es igual que el resto y no es capaz de convivir.»

子曰:「君子泰而不驕,小人驕而不泰。」
El maestro dice: « El hombre noble es sereno y no desmesurado. El hombre vil es desmesurado y no es sereno.»

El vocabulario es el siguiente

 

  • 子 (zǐ) El Maestro ( Confucio)
  •  曰 (yuē) Decir
  • 君子 (jūnzǐ): El hombre noble
  • 小人 (xiǎorén): El hombre vil
  • 而 (ér) y
  • 不 (bú) no
  • 周 zhōu(también 週):circulo, agrupado.

En chino moderno este sinograma está en: 週期 (zhōuqí) ciclo, 週年 (zhōunián) anual, 周遍 (zhōubiàn) universal o 周詳 (zhōuxiáng) minucioso. Además, es el sinograma de la Dinastía Zhou 周朝

  • 比:estar cerca.

En chino moderno este sinograma está en:  比鄰 (bìlín) «vecino», 比如 (bǐrú) «por ejemplo», 比較 (bǐjiào) «comparar» o 比重 (bǐzhòng)«porcentaje»

  • 和 (hé) conviven.

En chino moderno este sinograma está en: 和平 (hépíng) paz, 和睦 (hémù) concordia, 和會 (hé huì)conferencia de paz, 和約 (hé yuē) tratado de paz, 和氣 (héqì) amable o 和風 (héfēng) viento suave y agradable

  • 同:igual

En chino moderno este sinograma está en: 同意 (tóngyì) estar de acuerdo, 同性 (tóngxìng) tener el mismo apellido, 同鄉 (tóngxiāng) paisano o 同時 (tóngshí) al mismo tiempo

  • 泰: sereno ( Se relaciona con lo supremo)

En chino moderno este sinograma está en: 泰然 (tàirán) pacífico,  泰山 (tàishān) Monte Tai o 泰斗 (tàidǒu) Autoridad

  • 驕: ser desmesurado.

En chino moderno este sinograma está en: 驕傲 (jiāo’ào) orgulloso, 驕矜(jiāojīn) presuntuoso o 驕氣(jiāoqì) arrogancia

 

Español, Filosofia

Las vicisitudes del Tao

En este artículo, Chinacerca analizará una de las filosofías más antiguas del mundo: el taoísmo. Junto con el confucianismo y el legismo, han sido las corrientes más influyentes en la larga historia de China, y aún hoy día sigue estando muy presente en la estructura cultural y social de la civilización asiática.

Si bien toda inmersión filosófica requiere de concentración, adentrarse en filosofía china requiere de un añadido para los occidentales, ya que la cosmogonía oriental necesariamente requiere la suspensión de los modos occidentales de conocer el mundo. Además, el lenguaje ideogramático chino se suele caracterizar por su ambivalencia semiótica, lo cual hace que las palabras puedan adaptare más fácilmente a la realidad constantemente cambiante. Ésta es sin duda una característica que gustaría a Nietzsche, pues en el Crespúsculo de los Ídolos, criticó a todos aquellos filósofos que trataban de encorsetar la realidad mediante palabros convirtiendo así sus filosofías en momias (entre los que fueron objeto de esta crítica están Descartes, Kant y Platón). El chino pues tiene una naturaleza más proclive a captar la realidad cambiante ya descrita por Heráclito de Éfeso, haciendo las ideas filosóficas chinas diferentes ya en esencia.

El taoísmo es esencial para entender China. ayuda a explicar el característico estoicismo de Asia y las numerosas contradicciones que se viven en china. Aunque se suele situar en torno al 400  a.C., sus implicaciones están por doquier y aportan enseñanzas muy enriquecedoras.

Al igual que es probable que gran parte de la Biblia fuese un saber popular que posteriormente fue llevado a la escritura, es más que probable que el taoísmo ya estuviese en boga por las tierras de Asia antes de ser recogido por escrito en el Tao Te Jing (道德经, “El libro del camino de la virtud”). Y es probable que, al igual que Sócrates o Jesucristo, Lao Tse (老子, “maestro viejo”) -considerado el adalid del taoísmo- nunca haya existido. Lo que está claro es que los descubrimientos arqueológicos que llevaron al descubrimiento de las tablillas de bambú y seda con escritos taoístas, fueron la cristalización de un proceso evolutivo llevado a cabo, eso sí, por sabios de una magnitud inimaginable para la época.

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Dao De Jing

Para comprender la filosofía taoísta, es necesario entender claramente el concepto de Tao (道, “camino”), uno de los conceptos más oscuros pero más centrales en la filosofía que nos ocupa. Como Chinacerca publicó en su momento, el Tao no es más que el funcionamiento del mundo, la forma que la Naturaleza tiene de proceder, las leyes universales e intempestivas de la Naturaleza. Es un concepto cercano al arjé presocrático, pero el Tao tiene un sentido más espiritual que material: es un proceso, el camino por el que la Naturaleza discurre sin principio ni fin.

El Tao se hará sentir a través del Qi (气, “energía”). Es decir, las leyes de la Naturaleza (Tao), se hacen patentes a través de la energía (Qi), creándose y transformándose todo lo que hay (materia). Aquí conviene hacer una distinción entre existir y haber.

A diferencia del latín y el griego, en el chino existe una clara distinción entre la existencia (有, “haber, existir”; 无, “no haber, no existir”) y el ser (是, “ser”; 非, “no ser”). Esta distinción es importante, porque las cosas que existen o las cosas que hay son las que ya son materia, mientras que las cosas que son, engloban a las cosas que no hay y las que hay, en el sentido de que todavía no las hay, pero la Naturaleza podrá crearlas a través de la energía.

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La explicación más aceptada es la siguiente: el Tao, a través del Qi, crea el Yin (阴) y el Yang (阳), que no es más que la lucha de contrarios, a través de la cual el ser y el no-ser se suceden constantemente y se crea todo lo que existe: felicidad engendra la infelicidad y viceversa, la masculinidad engendra la feminidad y viceversa, el calor engendra el frío y viceversa, etc.

El Tao, que es infinito, se representa mediante un círculo. Luego engendrará el yin y el yang, que se representa mediante el blanco y negro simétrico en movimiento, que a su vez engendrarán todo cuanto hay.

En este sentido el Tao se asemeja bastante a la Idea de Hegel, al perfecto ser para sí, al Absoluto, donde los contrarios mediante un proceso dialéctico llevan a una síntesis, una especie de término medio. El Tao no es un ente material y en cierto sentido se asemeja al logos (conocimiento, funcionamiento del mundo, etc.). En el Tao De Jing se dice: “Quien responde cuando le preguntan por el Tao, no conoce el Tao”, aludiendo a la infinitud de la Naturaleza y por ende a su inaprenhensibilidad, pero también paralelo al concepto de ignorancia Socrática, donde es más sabio el que calla que el que afirma, también inserto en el taoísmo como veremos más tarde.

Ilustremos el concepto del Tao con un ejemplo. Las personas tenemos en nuestra Naturaleza ciertas características (como el medir 1,70 o desarrollar calvicie, por ejemplo) que pueden estar manifiestas o no: lo que se conoce como el fenotipo y genotipo. El Tao sería como el genotipo: las leyes de la Naturaleza, lo que está escrito que así sea, percibámoslo o no, se haya realizado o no. Y a través del Qi se va convirtiendo en fenotipo, se va realizando, manifestando: el ser se convierte en haber. El Tao por ende engloba lo que existe y lo que no existe. El Tao tampoco tiene un sentido de causalidad, sino de alternancia: la realidad va cambiando de estado, sin que exista una causa directa de tales cambios.

Por tanto, vemos que el Tao, se parece bastante al Dios en el que creía Einstein: el Dios de Spinoza, es decir, no hay otro Dios más que la Naturaleza en sí, las leyes del universo.

Una vez entendido el Tao, podemos pasar a aspectos más concretos de su filosofía. El siguiente concepto en importancia es el Wei-Wu-Wei (为无为, “actuar no actuar”), que podemos traducir como “actúa sin actuar”. Lao Tse defiende la inacción: “El que actúa fracasa; el que aferra algo lo pierde. Por eso el sabio no actúa y de ese modo no fracasa; nada retiene y de ese modo nada pierde”. Lo que Lao Tse defiende -más allá de la malinterpretación- no es la absoluta inacción sino la fusión de la acción del hombre con la acción de la Naturaleza, mediante la suspensión del razonamiento exacerbado, potenciando la espontaneidad y tratando de minimizar la intervención en la Naturaleza.

El objetivo de esta filosofía, como el de otras tantas, es conseguir llegar a la ataraxia, la falta de preocupación, la imperturbabilidad o lo que Zhuangzi (庄子), otro taoísta de la época clásica, descibiría como Xiaoyao (逍遥, “libre y despreocupado”). La forma de conseguirlo es a través de la suspensión (entiéndase por suspensión más una relajación que una negación) de la acción (无为, “no acción”), lo que implica la suspensión del deseo (无欲, “no deseo”), del conocimiento (无知, “no saber”), de la lucha (无争, “no lucha”), de la mente (无心, “no mente”) y de la palabra (无信, “no palabra”): “El hombre virtuoso debe abstenerse de toda afirmación”. De nuevo, observamos aquí una similitud con Sócrates que defendía que al no existir la verdad definitiva era más sensato el callar y el no actuar. En palabras de Lao Tse: “El que sabe no habla; el que habla no sabe”.

Esta idea está en conflicto a la propugnada por Ludwig Von Mises en la Acción Humana que defendía -al igual que Kant- que la razón humana siempre hará uso de la imaginación y nunca quedará colmada por completo. Para Mises, esto hará que el hombre siga persiguiendo sin fin objetivos cada vez más elevados, escalando así en el escalafón de las necesidades con el consiguiente desarrollo sin término de la civilización, provocando el progreso y que los hombres medren cada vez más y más. En Kant, esto hará que el ser humano cada vez se haga preguntas más elevadas sin poder responder, haciendo que la metafísica no transcurra por el camino seguro de una ciencia. De ahí que en Crítica de la razón pura abogase por una cierta suspensión y autolimitación de la razón. El taoísmo parece proclive a mantenerse en los primeros escalafones de la pirámide de Maslow, suspendiendo el deseo y el juicio (como quería Kant) con tal de alcanzar la ataraxia.

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Y aquí es donde se podría percibir una lucha de contrarios en la filosofía taoísta. Lucha entre la Naturaleza (Tao) y la autolimitación de la razón humana, pues en el seno del hombre está el desear, el plantearse interrogantes, en ir más allá. No obstante, la ambigüedad del lenguaje chino y la oscuridad del texto provoca en los lectores lo que el arte abstracto en sus observadores: que cada uno vea o interprete exactamente aquello que su imaginación le permite. Con una salvedad: todos pueden leerse en el Tao Te Jing a excepción de los arrogantes y ambiciosos, con los que Lao Tse fue claro y tajante.

La leyenda cuenta que Lao Tse se reunió con su coetáneo Confucio y le animó a dejar a un lado las ambiciones y jerarquías que se desprendían de su filosofía:

“Toda vuestra enseñanza no pasa de ser palabras dichas por hombres que hace mucho desaparecieron junto con sus huesos. Cuando un hombre virtuoso se acomoda a su tiempo marcha en carruaje y, cuando no, se mueve sin rumbo llevado por el viento. Suprimid vuestra arrogancia y vuestra ambición, vuestra obsequiosidad y vuestra lascivia; todo ello no favorece en nada a vuestra persona. Esto es todo lo que tengo que deciros”. Confucio se alejó y dijo a sus discípulos: “Sé que un pájaro vuela, que un pez nada, que un animal anda; para el que anda puedo hacer trampas; para el que nada puedo hacer sedales; para el que vuela, puedo hacer arcos y flechas. En cuanto al dragón, escapa a mi inteligencia de qué manera se eleva hasta el cielo. Después de haberlo visto hoy pienso si Lao Tse no será como un dragón”.

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Pintura de reunión de Lao Tsé y Confucio

Y es en este punto donde la filosofía de Lao Tse se acerca más a la de la Escuela Austríaca, concretamente a la fatal arrogancia de Hayek, donde cualquiera que ose gobernar está cometiendo el error de creer que semejante ardua tarea es posible para un ser humano cuando en realidad no lo es. De hecho, cuanto menos gobierne un gobernante, mejor será. En palabras de Lao Tse:

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Que podríamos traducir algunas partes de la siguiente forma:

“Por eso dice el sabio:

De nada me ocupo y el pueblo se enriquece por sí mismo;

No actúo y el pueblo se reforma por sí mismo;

Gusto de la quietud y el pueblo rectifica por sí mismo;

Es mi deseo no tener deseos

Y el pueblo se torna simple por sí mismo”.

“Con un gobierno caótico. El pueblo se torna honrado.

Con un gobierno vigilante malicioso se vuelve el pueblo”.

Este fue uno de los puntos en los que Lao Tse fue más claro de todos y cuyas ideas calaron en la civilización china. Como vemos, las ideas anarquistas son tan antiguas como el taoísmo y muchas de ellas no sólo lo defienden por ser moralmente superior y como culmen de la libertad individual, sino porque la reducción de normas conllevará el aumento del orden social. Asimismo, el taoísmo encuentra un paralelismo importante con el iusnaturalismo o derecho natural, que defiende que los derechos del hombre están fundados en la Naturaleza humana, aunque dichas leyes deben ser tan cambiantes como lo es el hombre.

En definitiva, el Tao, a pesar de ser una filosofía diferente y oriental, en realidad guarda paralelismos con ideas y corrientes occidentales y, aunque es tan genérico e interpretable que cualquiera puede interpretarse en el taoísmo, lo cierto es que es un antídoto contra el abuso de poder y Partido Comunista Chino haría muy bien de preponderar sus principios sobre los del Legismo

Autor:

Antonio Vegas

Español

¿ Por qué la occidentalización NO ha sido NI es buena para Asia?

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A menudo se utiliza el término «occidentalización» como sinónimo de progreso. Sin embargo, en las siguientes líneas analizaremos por que la «occidentalización» ha traído resultados catastróficos en ciertos países de Asia. El ejemplo más claro de esto es Corea del Norte, cuyo sistema político no es una invención genuinamente asiática sino que responde a los principios teóricos de Carlos Marx.

Antes de empezar a tratar esta cuestión, haremos una pequeña diferencia entre «contacto con occidente» y «occidentalización». Con lo primero nos  referimos a la entrada y aceptación de elementos que se suelen asociar con occidente, como por ejemplo, ciertos productos o, incluso, modos de vida. El contacto con occidente (u otras culturas) produce que, de forma espontánea, se acepten elementos culturales que, en muchos casos, mejoran la vida de la gente y hacen de ciertos países un lugar mejor para los que vienen de fuera.

Taiwán es un buen ejemplo de país en el que se han aceptados productos, costumbres y formas de vida procedentes  de Occidente, en su mayoría de Estados Unidos. En esta isla, por ejemplo, se pueden ver muchísimos Mc Donalds, donde se celebran fiestas como Halloween y abundan los restaurantes italianos. Sin embargo, al mismo tiempo que se produce un grado considerable de aceptación de lo de fuera, se mantienen elementos de la tradición china que en la República Popular de China han desaparecido. El caso más claro es la escritura. En Taiwán se utiliza la escritura china tradicional. Asimismo, muchos de elementos de la religiosidad china que han desaparecido en la República Popular de China se mantienen en Taiwán.

Frente a las costumbres o modos de vida procedentes de fuera que se aceptan de forma espontánea, la occidentalización ha consistido en procesos de modernización de la sociedad dirigidos desde el estado, lo cual dio lugar situaciones de caos con altos grados de violencia, por ejemplo, la Revolución Cultural. Este caos que dejó decenas de millones de muertos y cuyas secuelas llegan hasta el presente fue un ataque contra la tradición. Mao incitó a las masas a destruir todo lo del pasado en la idea de que había que construir la nueva China. Por eso, se destruyeron momentos históricos y se llevó a cabo una campaña contra lo que se relacionaba con el confucianismo. También fueron perseguidas las prácticas religiosas populares que fueron tachadas de supersticiones y se puso a los hijos en contra de los padres. Todos estos ataques contra la tradición produjo uno de los desastres más grandes de la historia de China.

La Occidentalización es una manifestación  de lo que Hayek denominó «la fatal arrogancia». Es decir, la creencia de que una sociedad organizada desde arriba con  mandatos coactivos funciona mejor que una sociedad basada en un orden espontáneo. De esta fatal arrogancia de la que habla Hayek son hijos el nacional-socialismo y el comunismo, ideologías que, de la misma forma que en Europa, padecieron también varios países de Asia.

Afortunadamente, a día de hoy se está produciendo un claro retroceso de esta mala influencia de la falta arrogancia, aunque, por desgracia, todavía queda un régimen comunista en Corea del Norte donde el gobierno organiza toda la vida de la gente sobre la que ejerce el poder. En otros países, también quedan algunos restos de instituciones que responden a la fatal arrogancia de Hayek. Estos países no son sólo la República Popular de China sino otros países habitualmente asociados con el capitalismo como Corea del Sur o Taiwán. Si bien en estos países, los gobiernos fueron muchos respetuosos con la tradición, se llevaron a cabo políticas de carácter estatista, hubo un grado alto de dirigismo de la economía  por parte del gobierno, se crearon numerosas empresas estatales  y se establecieron sistemas educativos altamente centralizados. No en vano, Chiang Ching-kuo, el hijo de Chiang Kai-shek, estudió en la Unión Soviética.

Lao Tsé y Zhuangzi pusieron de relieve no sólo las limitaciones del lenguaje que las palabras y el conocimiento pueden servir al gobernante para fortalecer su dominio. Asimismo, desarrollaron el ideal de la no-acción. Esto es, que el gobernante debía dejar que las cosas siguiesen su curso natural. Dicho ideal fue adoptado por la Escuela Confuciana, cuya ideología fue predominante a lo largo de la historia de China. Confucio rechaza los castigos. El buen gobernante debía ser un modelo de virtud para el resto y comportarse según un modelo de conducta procedente del pasado. Esto es, un modelo de conducta basada en un orden espontáneo producto de una tradición y no de un conjunto de razonamientos lógicos o utopías.

En conclusión, el contacto con Occidente y otras culturas es  bueno. Sin embargo, no todos los países necesitan (ni deben) tener una misma forma de gobierno. Un sistema que funciona en el norte de Europa no necesariamente funciona en Asia o África y viceversa. Asimismo, la sociedad se guía por normas de naturaleza espontánea que son difíciles de verbalizar. El exceso de confianza en la lógica y la razón produce el caos. Es imposible reducir a premisas simples el orden espontáneo de lo social. Este orden espontáneo es producto de una tradición validada por muchos años de experiencia. La occidentalización que se produjo en el siglo XX en Asia Oriental supuso la negación de costumbres y normas sociales producto de tradiciones de cientos o, incluso, miles de años. Esta negación de lo espontáneo sólo trajo caos, pobreza y falta de libertad.

Autor:

Javier Caramés Sánchez 

Economía, Español

Introducción a la Economía China (IV): La época pre-imperial.

Durante el siglo IX a.C. en China la dinastía reinante por el momento (la dinastía Shang 商) comenzó a perder credibilidad y legitimidad popular. La dinastía Shang adquirió una gran fama de corrupta.

En la dinastía Shang, la economía era eminentemente agrícola (los principales cultivos eran el arroz y el mijo). También existía cierta actividad artesanal como la cerámica, el bronce o la seda. Sin embargo, la fuerza laboral era totalmente dependiente: los trabajadores debían producir objetos de bronce y de seda para la élite.

El fin de la dinastía Shang se produjo en el año 1046 a.C. tras la batalla de Muye (牧野 之 战), donde las tropas de los territorios al oeste de China atacaron al ejército de los Shang. Dada la mala fama de los Shang, el pueblo chino no apoyó a su ejército e incluso los soldados lucharon muy desmoralizados. Finalmente se produjo la victoria de los territorios del oeste, marcando el inicio de una nueva dinastía en China: la dinastía Zhou (周), que puede traducirse como “periferia”.

La dinastía Zhou fue una de las de mayor duración en la historia de China, llegando a superar los más de cinco siglos de duración. Dicha etapa fue muy influyente en la cultura. Además es un período muy bien documentado, ya que poco antes del reinado de los Zhou se inició el sistema chino de escritura en hueso. La época de la dinastía Zhou puede dividirse en dos etapas bien diferenciadas: la dinastía Zhou occidental y la Zhou oriental.

La Zhou occidental (1046-771 a.C.) tuvo una duración de tres siglos y se caracterizó por un Estado poderoso que, a pesar de contar con cierta legitimidad, ejercía presión sobre la población. En esta época se dió por primera vez legitimidad a los reyes mediante la apelación a una deidad, el conocido concepto Tian Ming (天命). Tian (天) tiene un significado cercano a “cielo” o a “Dios” mientras que Ming (命) significa “mandato”.  Por tanto, Tian Ming (天命) no es más que el “mandato del cielo”. El fin de la dinastía Zhou oriental se sitúa en el año 771 a.C., ya que en medio de disputas sobre la sucesión del rey, se produjo el ataque al rey vigente en el momento y provocando su muerte.

Tras este episodio, la dinastía Zhou oriental (771-256 a.C.) llega al poder, aunque a partir de este momento es una autoridad más teórica que real, ya que no tenía control efectivo sobre el territorio, a pesar de ostentar el poder durante dos siglos y medio. En realidad, el territorio permaneció dividido en estados prácticamente independientes y dirigidos por soberanos.

Para entender esta deriva de la dinastía Zhou es esencial entender la evolución de la propiedad de la tierra durante esta época. La dinastía Zhou occidental mantuvo el sistema de dependencia laboral absoluta de la fuerza laboral. Sin embargo, con la entrada de la dinastía Zhou oriental con un poder práctico inexistente, floreció el conocido sistema de reparto de la tierra como Jing Tian Zhi Du (井田制度), que puede traducirse por “sistema de buena tierra”.

Bajo tal sistema introducido durante la dinastía Zhou occidental, una porción de tierra era dividida en nueve trozos iguales (ver Ilustración 1). Los ocho trozos de la periferia eran cedidos a los campesinos, que tenían el derecho a quedarse con la totalidad de lo producido, con lo cual era equivalente a la propiedad privada. No obstante, la porción central debía ser cultivada en común por todos los campesinos y el producto de tal cultivo se lo quedaba íntegramente un señor o especie de aristócrata, que podía pagarlo al rey de China en forma de impuesto.

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Jing Tian Zhi Du (井田制度) o sistema de buena tierra

En la práctica este sistema dio una amplia libertad económica a la economía agrícola de China, así como aumentó ostensiblemente el poder de los “señores” de cada región, con respecto al rey de China. Esto provocó que poco a poco las diferentes regiones de China fuesen rivalizando con el rey hasta incluso llegar a dividirse en diferentes estados independientes.

Y es que, a su vez, el período de la dinastía Zhou occidental puede dividirse en dos períodos importantísimos para la cultura y civilización China: el período de Primaveras y Otoños (春秋时代) y el período de los Reinos Combatientes (战国时代).

Durante el período de Primaveras y Otoños (722-481 a.C.) se produjo la descentralización del poder y las anexiones de China con más de 170 pequeños estados. También se le conoce a este período como el de las ciudades-estado, donde cada una era dominada por la familia de un señor.

En dicho período, aumentó la alfabetización y florecieron la libertad de pensamiento, la creación artística y cultural. No en vano, tal época fue también conocida como el período de las cien escuelas de pensamiento (诸子百家) entre los años 770-221 a.C., donde surgieron una miríada de diferentes corrientes filosóficas, como la iniciada por Confucio (Confucianismo), Lao Tse (Taoísmo), Legismo o Mohísmo, entre muchas otras. No es casualidad que uno de los períodos con mayor descentralización y mayor debilidad del poder del rey en la historia de China coincidiese con uno de los períodos de mayor florecimiento filosófico y cultural, también impulsado por la mejora económica.

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Confucio y Lao Tse

Sin embargo, las diferentes regiones de China fueron acumulando cada vez más poder frente al rey. En concreto siete estados alcanzaron gran importancia  (Qi 齊, Chu 楚, Yan 燕, Han 韓, Zhao 趙, Wei 魏 y Qin 秦) y se declararon independientes, lo que llevó posteriormente a guerras cruzadas entre ellos. Este fue pues el último período de la dinastía Zhou occidental o más comúnmente conocido como período de los Reinos Combatientes (481-255 a.C.).

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La China de los reinos combatientes

El reino de Qin (秦) fue adquiriendo cada vez mayor poder, en parte por su mejoría económica. Los ingenieros del reino de Qin consiguieron construir una enorme presa que permitió eliminar las inundaciones en invierno y las sequías en verano, provocando un crecimiento de la población y de la economía. No obstante, el reino de Qin se fue militarizando cada vez más, con leyes cada vez más estrictas que incluía elevados castigos y sanciones tanto para la población como para el ejército.

A su vez, el resto de reinos cada vez veían más amenazada su posición por el poderío militar del reino de Qin y desarrollaron una estrategia orientada a repeler la posible conquista de Qin, mediante acuerdos entre los diferentes reinos. Numerosas escuelas de pensamiento, orientadas a las estrategias bélicas. Remarcablemente, el libro El Arte de la guerra (孙子兵法) de Sun Tzu se sitúa por la época de los reinos combatientes.

Finalmente, el reino de Qin logra la conquista de los reinos y se inicia la dinastía Qin (秦) en la que el rey se proclama como el primer emperador de China, o Qin Shi Huan (秦始皇), iniciado una dinastía de muy corta duración y caracterizada por una elevada represión y reducida libertad en la población, que estudiaremos en la próxima entrega.