Economía

Introducción a la Economía China (IX): Dinastía Jin (晉)

El período de la dinastía Jin (265-420) se inicia con la caída de los emperadores de la familia Cao (曹) y la toma del poder por la familia Sima (司馬), donde el territorio volvió a estar unido, pero seguía siendo políticamente muy inestable y lleno de conflictos internos y externos.

En el año 249 el emperador Cao Fang, que al ser de reducida edad gobernaba con la ayuda del regente Cao Shang, fue a visitar la tumba del emperador anterior. A dicha visita acudieron a acompañarlo numerosas e importantes figuras del imperio. El esratega militar y político Sima Yi aprovechó la ocasión para ocupar la capital de Luoyang, cerrar todas las entradas y lanzar un golpe de estado. Finalmente, el regente Cao Shang decidió rendirse entregándole el poder a Sima Yi, pero manteniendo la figura del Rey de la familia Cao. A este incidente se le conoce con el nombre de Incidente de las Tumbas de Gaoping (高平陵之變).

A medida que transcurría el tiempo, la familia Cao fue perdiendo cada vez más influencia hasta que en el año 265 Sima Zhang obligó a Cao Huan a abdicar, iniciando la dinastía Jin. La dinastía de la familia Sima se caracterizó por eliminar a casi todos los oponentes políticos, para asegurarse un período largo de control de la corte imperial.

Durante este período, el territorio de lo que hoy conocemos como China volvió a estar unido otra vez bajo un Imperio. En el período inmediatamente anterior, el período de los Tres Reinos, China estaba dividida en los reinos de Wei, Shu Han y Wu. Sin embargo, el reino de Wei consiguió conquistar el reino de Shi en el año 263 y posteriormente el reino de Wu en el 280.

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Sin embargo, a pesar de la aparente unión política, dicho período se caracterizó por un poder del gobierno central muy debilitado, incapaz de controlar las actividades del Imperio. Dicha debilidad tiene una relación muy estrecha con el decaimiento del confucianismo y el reducido bagaje cultural de la familia Sima en comparación con las familias anteriores. Dicho hecho, hizo que la aristocracia -muy favorable a las ideas confucianas- retirase el apoyo al gobierno central. En realidad, el poder efectivo estaba en manos de los grandes propietarios.

Asimismo, durante dicho período se practicó una represión dura del taoísmo, que era una ideología muy extendida entre mercaderes, propietarios y gente acomodada. No obstante, las organizaciones taoístas clandestinas seguían existiendo, extendiendo las enseñanzas taoístas entre todo tipo de públicos, especialmente los oficiales militares.

Durante la dinastía Jin, se distinguen dos períodos claramente diferenciados: la dinastía Jin occidental (西晉) entre los años 265-316 y la dinastía Jin oriental (東晉) entre los años 317-420.

En la dinastía Jin occidental, a partir del año 280 con la conquista del último de los tres imperios y el inicio de la reunificación del territorio, se inició una época de relativa prosperidad, coincidiendo con un gobierno imperial débil.

En borde exterior del norte de China, existían muchas tribus extranjeras conocidas con el nombre de los Cinco Bárbaros (五胡). En un principio, se establecieron en algunas regiones del norte de China como inmigrantes, pero colaboraban en la agricultura, contribuían a la mejora económica y pagaban impuestos. Dicha inmigración ya se estaba produciendo durante el período de los Tres Reinos, debido a la escasez de empleo que existía durante períodos bélicos, en la que la inmigración era una solución. Asimismo, durante la dinastía Jin occidental, se desarrolló extraordinariamente el uso de los animales en la agricultura así como la utilización de la seda.

No obstante, a pesar de dicha prosperidad inicial, pronto la inestabilidad política se hizo palpable. En el año 290 el emperador Sima Yang fue sucedido por el emperador Sima Zhong que tenía graves problemas de salud mental y no podía gobernar. Esto provocó una guerra intestina entre miembros de la familia por la sucesión, una guerra conocida con el nombre de Guerra de los Ocho Príncipes (八王之亂) en los años 291-306, donde se producían batallas, asesinatos y traiciones continuas, con el fin de alzarse con el poder. Durante estos años, se sucedían períodos intermitentes de guerra y paz, con cruentas batallas. Dichas batallas terminaron devastando la zona norte del Imperio.

Al mismo tiempo, los inmigrantes de las tribus bárbaras, que eran habitualmente explotados y vilipendiados, iniciaron revueltas y crearon sus propios estados en el norte de China y en el valle del río amarillo, conocidos como Los Dieciseis Reinos (五胡十六國) en los años 304-439. Dichas tribus aprovecharon las guerras internas y las revueltas sociales en contra de los elevados impuestos para debilitar aún más al imperio.

En aquellos momentos, el sistema de tierra era conocido como Tuntian (屯田制), cuyo funcionamiento era mediante un grupo de soldados que defendían y cultivaban un trozo de tierra, para proveer de recursos al ejército. Como vemos, era un sistema muy militarizado. Dicho sistema de tierra fue usado hacia el final de la dinastía Han, cuando Cao Cao ya era el jefe de gobierno, y se mantuvo hasta el principio de la dinastía Jin. Se cree también que dicho sistema estuvo detrás del éxito del imperio Wei durante la época de los Tres Reinos.

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Bajo dicho sistema, dejar la tierra a la que uno había sido asignado para comerciar estaba prohibido. Sin embargo, cierta mejoría económica de aquel período puede explicarse por el intento de desmilitarizar el territorio de China. Desde el gobierno se intentó que no sólo las tierras fuesen colonias militares sino que también los propios campesinos pudiesen participar. Esto se conjugó con un sistema impositivo elevado para intentar recaudar mayores recursos. A los individuos se les adjudicaba una tierra (佔田), cuyo tamaño se usaba para cobrar impuestos y donde los empleados públicos estaban exentos de su pago. Como vemos, de nuevo observamos otro período de la historia de China donde existe una tendencia a convertirse en un campesino a sueldo de un gran Estado en lugar de ser auto-empleado. Esto provocó una reducción del número de campesinos que pagaban impuestos, reduciendo los recursos de la corte Imperial.

El sistema impositivo del momento se conocía por el nombre de sistema impositivo de hogares (戶調試). Constaba de dos tipos de impuestos principales: el impuesto en especie (調) y el impuesto en grano (租).  El impuesto en especie se pagaba en forma de seda con en brocado (tela entretejida con oro y plata), en función el sexo y la edad. El impuesto en grano se pagaba en función del tamaño de la tierra.

Dicha inestabilidad política provocó un gran daño económico a la zona baja del río amarillo y que junto con las invasiones bárbaras generó una emigración de la población de la llanura central de China hacia el sur en la zona baja del río Yangtze y la zona de Sichuan, en busca de mejores condiciones. Normalmente se alojaron en condición de refugiados. Dicha emigración de larga escala (se estima en torno a un 13% de la población del norte tuvo que emigrar), provoco grandes cambios económicos, así como una de las mayores sinificaciones (influencia cultural de la población Han hacia la población no Han) de la historia de China, que posiblemente ayudo a la unificación cultural del territorio.

En el año 311, la capital Luoyang fue tomada por una de las tribus bárbaras, concretamente los Xiongnu (匈奴), y los miembros de la familia Jin tuvieron que moverse hacia el sureste, nombrando como capital Jiankang. Se inicia por tanto el segundo período de la dinastía: la dinastía Jin oriental (東晉). Dicho gobierno tuvo un poder muy limitado ya que los maestros celestiales (天師道), un movimiento taoísta muy influyente, así como la nobleza no apoyaban a dicha familia dinástica. Asimismo, el arraigo con las gentes del lugar era muy reducido. Dicha etapa fue la precursora de una seria de dinastías que reinaron el sur de china (420-589).

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La economía de la dinastía Jin oriental (東晉) se caracterizaba por tres aspectos fundamentales.

  1.  El flujo migratorio enorme del norte hacia el sur, que servía como fuerza laboral pero también suponía un aumento de la demanda de alimento.
  2. Campañas militares contra los bárbaros del norte que no terminaron hasta la batalla de Feishui (淝水之戰) en el 383.
  3. Levantamientos y protestas. Los terratenientes (士族) y aristócratas (豪強) dejaron su territorio.
  4. La recuperación económica se produjo de forma muy gradual, ya que la carga financiera y laboral era muy elevada debido a los elevados impuestos.

No obstante, a pesar de la inestabilidad política, lo cierto es que si analizamos las cifras la época de la dinastía Jin fue una de las de mayor crecimiento poblacional, donde la población pasó de 16 millones en el 265 a 56 millones en el año 420. Esto pudo deberse a la ligera mejora económica y al fin de la época de devastación que supuso la época de los Tres Reinos. Por tanto, podemos decir que la dinastía Jin logró recuperar el nivel de población existente hacia el final de la dinastía Han.

Observamos en la tabla de abajo que se produjo un crecimiento de 1,22% anual de la población durante la dinastía Jin occidental, explicado por la época pacífica inicial y la reunificación del Imperio. El crecimiento se redujo al 0,61% anual en la época de la dinastía Jin oriental, más tumultuosa.

En este crecimiento poblacional la emigración que hemos estudiado también jugo un papel fundamental, ya que la gente que estaba en peligro o podía perecer por falta de alimento, pudo huir a otras partes del Imperio, ya que éste estaba unido, y así salvar su vida y buscar mejores opciones, trabajos y oportunidades.

Tabla 1: Crecimiento poblacional en las primeras dinastía de China

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Aunque la dinastía Jin consiguió asegurarse la posición imperial de su familia, los últimos años de la dinastía Jin oriental están marcados por constantes luchas de poder ente la corte imperial y los trabajadores del gobierno con altos rangos. Cancilleres, inspectores regionales, generales y ministros lucharon por influencia y poder.

La rebelión decisiva se realizó al calor de los movimientos de Sun En 孫恩 y Lu Xun 盧循 en el 399 y el 412. Sun En era el líder de una rebelión taoísta cuyas ideas se originaron en el grupo llamado Cinco Picotes de Grano (五斗米道). Muchos magnates locales, que vieron su poder mermado por la llegada de inmigrantes del norte, simpatizaron con el movimiento. Años después Liu Ye fundó una nueva dinastía imperial llamada Song 劉宋 (420-479), la primera de las llamadas Dinastías del Sur 南朝 (420-589), que Zhuangzi Institute estudiará en la próxima entrega.


Fuentes:

  • ChinaKnowledge.de – An Encyclopaedia on Chinese History, Literature and Art (see)
  • Lixing Zou (2009); Development-oriented Finance and Economy in China: A Historical Review and Prognostic Assesment.
  • From Zou Jiwan (Chinese: 鄒紀萬), Zhongguo Tongshi – Weijin Nanbeichao Shi 中國通史·魏晉南北朝史, (1992).
  • China Education Center, Ltd (see)
  • Yifeng Yao (2016); Nanjing: Historical Landscape and Its Planning from Geographical Perspective

Economía, Español

¿Es China comunista o capitalista?

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Algunas matizaciones iniciales…

Esta es una pregunta que muchos se hacen y que muy pocos se atreven a responderla con claridad. También esta cuestión hace que China despierte interés en los círculos académicos. Existe un gran número de artículos afirmando tanto que China es un país socialista o comunista como que es un país capitalista, cuando ambos sistemas parecen incompatibles. ¿Qué es en realidad?

Bueno. Esta pregunta parece sencilla, pero la respuesta es mucho más compleja. En primer lugar, los países (así como su economía y sociedad) evolucionan con el tiempo. Y ciertamente China ha cambiado mucho (y varias veces) en el último siglo, como veremos. Incluso la definición de socialismo usada por el gobierno chino ha evolucionado. En segundo lugar, no se puede valorar el sistema económico y/o político en general, sino que deben analizarse los aspectos concretos de su sistema.

En cuanto a su sistema cultural, debemos matizar que la cultura China presenta por lo general un elevado nivel de tolerancia y respeto a las tradiciones culturales, influenciado por las ideas del confucianismo y del taoísmo. Esto es un contrapeso evidente contra el poder burocrático del Estado y contra las transformaciones de la sociedad ejercidas desde el poder político.

Una vez hechas estas matizaciones, vamos a analizar los aspectos culturales, políticos y económicos concretos de China para poder llegar a una conclusión al respecto.

Un poco de historia…

Tras la guerra civil de China, en 1949 los comunistas se alzaron con el poder proclamando la República Popular China y creando un comunismo feroz en la China continental. En este momento, no existía la propiedad privada y la mayoría de la economía estaba planificada por el Estado, aunque dicha planificación era a un nivel más descentralizado que en el caso de la URSS. China era básicamente un país agrícola donde los campesinos debían entregar toda la producción al gobierno y éste repartía entre todos. Además, con el Gran Salto Adelante, Mao intentó convertir a China en un país industrial, aunque lo que provocó fue una enorme destrucción de herramientas y maquinaria: obligó a todos los campesinos a construir altos hornos en sus casas y a empezar a producir, que no les quedaba más remedio que fundir todos sus materiales para poder producir otros de menor calidad, con tal de cumplir con las órdenes gubernamentales. En esta época se puede decir que efectivamente China era un país comunista o socialista.

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Después de la muerte de Mao Zedong, Deng Xiaoping -que había sufrido en sus propias carnes la dura represión del gobierno de Mao- se convirtió en el máximo líder de la República Popular de China desde 1978. Deng Xiaoping se caracterizó por ser muy pragmático: “Da igual que el gato sea negro o blanco: lo importante es que cace ratones“. Su política consistió en mantener las instituciones del Partido Comunista, para no generar una crisis de legitimidad política, manteniendo la retórica comunista, al tiempo que emprendía reformas de apertura y liberalización económica.

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En realidad, muchas de las reformas emprendidas por Deng Xiaoping estaban inspiradas en la experimentación campesina bajo el régimen de Mao. Durante la época de Mao, muchos campesinos acordaron en secreto repartirse parte de la producción y no entregarla al gobierno. Deng Xiaoping legalizó este tipo de contratos, permitiendo en la práctica la producción agrícola para uno mismo. Además, los cambios impulsados por Deng Xiaoping fueron graduales (y no cambios repentinos), precedidos de experimentos a lo largo de todo el país. Por ejemplo, se liberalizaron ciertas zonas del país (llamadas Zonas Económicas Especiales), y una vez demostrada su eficacia, se trasladaron a otras zonas del país.

En la práctica, desde finales de los 70, con la entrada de Deng Xiaoping en el poder, China experimentó una de las épocas más reformistas y liberalizadoras de su historia, también fue una de las épocas con mayor crecimiento económico. Así, China protagonizó la industrialización más rápida de la historia. ¿Qué medidas implantó? Permitió la autoproducción campesina, permitió la inversión extranjera, creó zonas económicas especiales con regulación más laxa, elimino casi todos los ministerios industriales creados durante la época de Mao, eliminó casi todos los precios fijados por el gobierno y permitió los precios fijados por el mercado, privatizó numerosas empresas, entre otras. En consecuencia, los ingresos fiscales del gobierno cayeron dramáticamente desde finales de los 70.

También creó el término “Un país, dos sistemas” en el que permitía la existencia de varios sistemas económicos en China (con el objetivo de Macao, Hong Kong y Taiwán un sistema capitalista y China continental con un sistema más socialista). Se puede decir que desde finales de los 70, China experimentó una transformación económica sin precedentes, dejando atrás el comunismo y abrazando una economía de mercado, aunque todavía permanecían instituciones y características propias del socialismo. Por lo que las reformas económicas debían continuar en la senda marcada por Deng Xiaoping para abandonar por completo el socialismo.

Deng Xiaoping representaba las características más propias del pensamiento Chino: un pensamiento práctico y con poca carga ideológica, abierto a aceptar todo tipo de contradicciones. Mientras que en occidente la razón y las ideas suelen tener una preponderancia, así como la dialéctica y el enfrentamiento entre diferentes ideas, en oriente (y más concretamente en la china clásica) la razón y la idea queda muy por debajo de la realidad y la praxis. Además, el pensamiento chino suele caracterizarse por su sincretismo: no suele haber tal contraposición ideológica entre unas ideas y otras, sino que es de espíritu conciliador buscando la combinación de diferentes ideas.

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Así, fue posible que Deng Xiaoping iniciase la transformación económica, sin alterar de forma ostensible las instituciones del establisment. Deng Xiaoping no creía que la economía de mercado fuese sinónimo de capitalismo o que planificación fuese sinónimo de socialismo: “La planificación y las fuerzas del mercado no son la diferencia esencial entre socialismo y capitalismo. Una economía planificada no es la definición de socialismo, porque hay planes bajo el capitalismo; la economía de mercado se da también bajo el socialismo. El mercado y la planificación son dos fuerzas que controlan la actividad económica“.

Deng Xiaoping desarrolló el concepto de “Socialismo con características chinas”, que fue una forma de poder mantener la retórica comunista al tiempo que la economía se hacía cada vez menos intervencionista y con más libertad de acción para los ciudadanos. Este concepto defendía que China debía encaminarse hacia el socialismo, pero que China todavía estaba en una etapa muy inicial para poder lograrlo, y era en esta etapa inicial donde la economía de mercado debía imperar.

Aunque el proceso reformador fue muy loable y con unos resultados difíciles de mejorar, lo cierto es que dicho proceso reformador se ralentizó en el tiempo, hasta el punto de que puede hablarse de una reversión de las reformas económicas liberales en China. Algunos autores citan el punto de inflexión en las protestas de la plaza de Tiananmén en 1989. Analicemos en detalle dicho acontecimiento.

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Las reformas económicas hasta ese momento eran muy ambiciosas, y aunque se habían realizado de forma gradual, las reformas económicas suelen tener costes asociados a corto plazo a cambio de beneficios importantes a largo plazo. La liberalización de los precios estaba provocando una inflación muy importante en China, que originaba descontento social. Además, de dos hechos muy relevantes: primero, la liberalización de la economía hizo que el gobierno contase con menos recursos y menos control sobre la población; segundo, la liberalización de la economía incitó a muchos jóvenes a pedir una transformación semejante en el terreno político.

El gobierno de China vio amenazada su propia legitimidad y existencia, a consecuencia de las propias reformas que había llevado a cabo. Y por tanto, comenzó una reversión del proceso liberalizador de China y se produjo un crecimiento del poder del Estado muy elevado, convirtiendo a China más que en un país de libre mercado en un capitalismo de Estado.

Análisis…

¿Qué es socialismo o comunismo? Es difícil de precisar con exactitud dicha definición, pero podemos citar una serie de características propias. Se suele identificar con la propiedad pública de los medios de producción, con un Estado con elevada autoridad y capacidad, con una reconocida intención de cambiar la sociedad y una intención de redistribuir la riqueza. Además, está asociado con la planificación central (dirigida desde el gobierno).

China oficialmente es comunista, con un gobierno que tiene mucha más influencia sobre la economía que otras economías desarrolladas o de ingreso medio. Por otro lado, el gobierno chino nunca ha aceptado abiertamente la privatización. De hecho, la Constitución de China afirma que mientras existen múltiples sistemas de propiedad, la propiedad estatal debe ser la fuerza líder.

Toda la tierra en China es propiedad del Estado mientras que las viviendas son arrendadas a las familias mediante alquileres con duraciones de hasta 70 años. Dicha renta debe pagarse a los gobiernos locales, representando un total de ingresos del 7.1% del PIB. Además de los alquileres de la tierra, el gobierno de China no basa sus ingresos fiscales en impuestos sobre la renta o sobre la propiedad, sino en el IVA (4.6% del PIB) e impuestos empresariales (4% del PIB) e impuestos sobre transacciones. Además, los beneficios de las empresas estatales también van a las arcas del Estado (6.1% del PIB) y los beneficios de un sistema financiero totalmente regulado por el Estado. Esto significa que el gobierno de China tiene un control del 38% del PIB, aspecto muy diferente del que China tenía hace 20 años. Así, las fuentes de ingreso del gobierno han crecido dramáticamente, triplicándose desde 1996 hasta 2013.

Gráfico 1: Evolución de los ingresos públicos como porcentaje del PIB

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Gráfico 2: Control/Ocupación del gobierno de China en diferentes aspectos

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En otras palabras, la liberalización inicial auspiciada por Deng Xiaoping ayudó a crear un mercado privado, al tiempo que el gobierno se aseguró el control de la tierra y de todas las instituciones financieras. Esto ha permitido al gobierno chino monetizar ese control, generando suficientes ingresos, expandiéndose y virando hacia un modelo conocido como capitalismo de Estado.

En torno a la década de los 90 China prácticamente no tuvo planes o políticas industriales, ya que Zhu Rongji -primer ministro de China entre 1998 y 2005- no era partidario de ellos debido a la alta ineficiencia de los mismos. Sin embargo, en torno a la primera década del siglo XXI, los planes y las políticas industriales volvieron de nuevo con fuerza.

Además, el sistema financiero de China oficial se ha caracterizado por ser una extensión del gobierno de China. Actualmente en torno al 80% de los activos bancarios pertenecen al gobierno y los tipos de interés de los préstamos y los depósitos están regulados directamente por el gobierno de China. ¿Por qué es esto así? De esta forma, el gobierno dirige el crédito de la economía (los ahorros de los ciudadanos) en forma de préstamos a las empresas estatales, que son altamente deficitarias, consiguiendo financiación. Esto ha permitido que China tenga una red de empresas estatales enorme. De hecho, si las empresas estatales de China fuesen un país a parte, sería el cuarto país más grande del mundo (ver), detrás de EEUU, la propia China y Japón.

Gráfico 3: Ingreso fiscal de las empresas estatales contra el PIB de las mayores economías

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Por estas razones, los activos totales del gobierno de China (tierra, empresas no financieras y empresas financieras) totalizan un 300% del PIB, mientras que en EEUU esa cifra llega al 34%.

Gráfico 4: Activos totales del gobierno (%PIB), China y EEUU

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Sin embargo, donde la economía de mercado es más dinámica en China es en la industria y la agricultura. La proporción estatal en la industria ha descendido rápidamente a consecuencia de la entrada de empresas extranjeras y privadas, hecho auspiciado por la reforma económica. La propiedad privada en la industria se ha mantenido alta y tanto la industria como la agricultura se han mantenido predominantemente manejadas por el mercado. La mejora de la agricultura en China ha sido la responsable de que más de 114 millones de personas hayan salido de la pobreza en China.

Aunque todavía sigue vigente el sistema hukou que divide a todas las familias chinas en dos categorías: los que tienen un permiso residencial urbano y los que no. Esto ha creado una enorme desigualdad en la economía china.

Por otra parte, China no tiene desarrollado un sistema del bienestar, por su enorme dificultad a la hora de desarrollarlo. Esto hace que muchos de los desincentivos que un Estado del bienestar tienen sobre la economía, no se produzcan en China, a saber: inflación, desempleo, reducción del ahorro, etc.

 

Conclusión…

La política y economía de China ha estado en constante evolución. Evidentemente China ha experimentado una transformación económica muy importante, adoptando muchas instituciones propias de una economía de mercado, pero manteniendo todavía muchas propias de un sistema comunista, al tiempo que continúa con la retórica comunista. China todavía tiene muchas reformas que hacer para poder ser considerada como una economía de mercado: liberalizar su sector financiero, privatizar sus empresas estatales, favorecer los derechos de propiedad privada y eliminar el control de capitales.

A pesar de ello, se puede considerar que los ciudadanos de China cuentan con los suficientes instrumentos como para ejercer su libertad económica sin demasiadas restricciones. La reforma económica permitió la entrada de empresas extranjeras a China. Esto, unido con la existencia de Hong Kong -uno de los lugares con mayor libertad económica del mundo- hace que existan enormes válvulas de escape en China que alivien  enormemente la presión del Estado chino sobre la economía. No en vano, la gran mayoría de las empresas de China están radicadas en Hong Kong y operan como empresas extranjeras en China.

Además, la tecnología ha hecho posible que muchas de las regulaciones emprendidas por China sean altamente eficientes. El control de capitales es usualmente burlado por el uso del Bitcoin. Se estima que la gran mayoría de la actividad del Bitcoin proviene de los mercados on-line radicados en China. Además, el precio del Bitcoin está asociado con el nivel de restricción de capitales en China: a mayor restricción, mayor precio.

En definitiva, la China continental continúa teniendo características de una economía comunista, pero permite el uso de válvulas de escape y libertad de acción en algunos ámbitos que hacen que en la práctica sea posible una economía de mercado muy dinámica.


 

Fuentes utilizadas:

  • Just How Capitalist is China, Yasheng Huang
  • Naughton, Barry. 2017. “Is China Socialist?” Journal of Economic Perspectives, 31(1): 3-24.